domingo, 28 de septiembre de 2008

De la provisión de elementos administrativos

De la provisión de elementos administrativos.
Debe proveerse a cada miembro de un organismo social, de los elementos administrativos necesarios para hacer frente en forma eficiente a las obligaciones de su puesto.
Este principio, que podría parecer obvio tratándose de la provisión de elementos materiales como instrumentos, materias primas, etc., no lo es tanto por desgracia, cuando se trata de los elementos que la administración exige para la eficiente realización de un trabajo.
Así es muy frecuente considerar que un trabajador puede desarrollar todo su puesto aunque no lo conozca con precisión.; que puede alcanzar grados de eficiencia adecuados sin un adiestramiento sistemático; que debe obedecer fielmente órdenes imprecisas o inadecuadas; que un jefe podrá hacer frente a las responsabilidades, sin la delegación conveniente y eficaz de la autoridad que requiere; que un alto ejecutivo podrá permanecer adicto a la empresa, aunque no vea ninguna posibilidad de progreso en la misma, etc.

De la importancia de la introducción adecuada.
El momento en que los elementos humanos se integran a una empresa tiene especialísima importancia, y, por lo mismo, debe ser vigilado con especial cuidado. Si alguien ha señalado que un “fábrica” puede considerarse como un “máquina gigantesca”, cuya eficiencia dependerá de la articulación de las diversas partes, con mayor razón podrá decirse que en una empresa debe considerarse como una articulación social de los hombres que la forman: desde el gerente, hasta el último mozo.
Es evidente que el momento en que esas partes se van a articular, a introducir a esa empresa, reviste importancia básica. Si tratándose de una máquina, jamás al recibirla se pone a trabajar sin más, sino que se la ajusta a su sitio, se la aceita, prueba, conecta, etc., hasta que se está seguro de que funciona, perfectamente acoplada a todas las circunstancias que la rodean, se la pone a trabajar en firme, con mayor razón esto debe hacerse tratándose de un hombre, que no es máquina sino persona.
Pero, desgraciadamente, es muy frecuente que al contratar un trabajador, se le mande con sólo un cédula a su puesto trabajo, donde su jefe se limitará a enseñarle su sitio de labores, darle una explicación de unos cuantos segundos sobre su puesto, y dejar a que él, por si mismo, trate de adaptarse, y sólo sea ayudado por sus fracasos, las correcciones que reciba, etc.
La introducción, es quizá una de las técnicas más sencillas, y de las que m´s grandes rendimientos puede dar.

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